domingo, 18 de diciembre de 2011

La mala suerte


Personas hay que poseyendo ellos mismos algunas creencias que les resultaría difícil justificar (la existencia del Japón sin ir más lejos), no tienen el menor escrúpulo a la hora de descalificar a sus semejantes llamándolos supersticiosos, crédulos, ingenuos y cosas peores.
En mi calidad de experto en todo, debo reconocer que muchos de mis conocimientos son sólo teóricos y que están muy lejos de la certeza empírica. Esto sucede por muchas razones. La principal de ellas es que uno aprende a través de la experiencia ajena, que en general está plasmada en forma de libros. Es bueno que esto sea así, porque nos permite beneficiarnos con conocimientos que estamos lejos de poder probar. Todo lo que sé de historia, lo sé porque lo leí, como casi todo el mundo.
Ahora bien, ¿todo lo que uno lee es verdadero?


Si el conocimiento adquirido en los libros fuera algo más que temas para charla dominical, los supersticiosos, los crédulos, los ingenuos, podrían poner sobre la mesa su abundante bibliografía y decir que la razón los acompaña: se escriben más libros sobre espiritismo y adivinación que sobre Mecánica Cuántica, pero eso no significa que el espiritismo sea mejor que la física.
La física tiene otro pedigree. Las personas ilustradas eligen creer en ella porque tiene prestigio académico, porque se estudia en la universidad. Para quien estudió letras o psicología, la mecánica cuántica es tan razonable como cualquier otro método de adivinación, pero el tarot les parece cosa de gitanos o tahures. Por eso prefieren el psicoanálisis.

Las personas que creen, sea en una religión oficial, en el Feng Shui o en la kabbalah, siempre tienen algo que decir sobre la existencia.
Y no siempre lo que tienen que decir es una estupidez.
Pongamos por caso el martes 13.
¿De donde surge la creencia en que el martes 13 pueden pasar cosas funestas?
Empecemos por el número. Doce son los signos del zodíaco, los meses del año, las tribus de Israel, los Pares de Francia, las pinturitas que vienen en las cajas y los huevos de las docenas de huevos, el día se divide en dos partes de doce horas, los apóstoles eran doce. Cuando aparece el elemento número trece, perturba la armonía. En la leyenda nórdica de la muerte de Baldr, Loki aparece adonde están reunidos los demás dioses sin haber sido invitado. Los reunidos son doce, trece con Loki. De resultas de esa reunión, Baldr es herido por su hermano ciego Hod, engañado por Loki,  con una rama de muérdago, el único objeto sobre la tierra que no había prometido no matarlo. En la última cena, hay trece personas sentadas. De esas trece personas, una es el traidor.
Ojo, siempre que haya más de una persona, existe la posibilidad de que haya un traidor. Cuántas más personas hay, más posibilidades de traición existen. No es una cuestión de supersticiones, es estadística.


Para los quinieleros, el 13 es la desgracia.

Y el Martes es el día consagrado al dios Marte, el dios de la guerra.
Marte favorece a los que alientan pendencias, peleas de vecinos, bravuconadas y cuestiones limítrofes.

La hipótesis de que los martes 13 son días cargados con algún tipo de energía negativa también tiene sus detractores. Leo en Twitter hace un par de días: "No sean Ignorantes. El martes 13 no significa nada, el viernes 13 es el de mala suerte".

Como a todo pensador epicúreo, me gusta ver lo bueno de las cosas. Por eso no puedo dejar de notar que ambas hipótesis comparten la idea de que el número 13 es peligroso, aunque discrepan en cuanto al día de la semana que le conviene a la hora de materializar sus perversos designios.

Seré riguroso y cumpliré con la formalidad de contar, aunque someramente, por qué los defensores del viernes sospechan que es este día y no el martes el que les puede acarrear pesares e infortunios. Para empezar, Jesucristo fue crucificado un día viernes. El viernes 13 de octubre de 1307, Felipe IV ordenó la captura de Jacques de Molay, gran maestre de la orden de los Templarios, y de varios de sus caballeros que habían acudido a París a dialogar con el rey. Los caballeros fueron apresados y torturados para favorecer su confesión y el perdón de sus pecados, y fueron quemados en una hoguera masiva. Desde entonces, para los seguidores de los templarios, el día viernes es un día funesto.

Los aviones son peligrosos. Los barcos se hunden. Los trenes odian a los autos. Los accidentes ocurren, y suelen ser facilitados por personas que tienen el cerebro desconectado y que pueden generar esas situaciones con alguna frecuencia.
Claro que sus distracciones no siempre tienen que "lamentar desgracias personales".
A veces sí.
Cuando esas desgracias suceden un martes 13, hay a qué echarle la culpa.

A aquellas personas a las que siempre las cosas les salen mal, el martes 13 les ofrece un poco de consuelo. Al menos un día al año, pueden relajarse y dejar de culparse por su propio fracaso..

Sabiendo que el segundo martes de setiembre caía 13, algún funcionario de la CABA podría haber sugerido que arreglaran una barrera, pero eso no sucedió. Ese día chocaron un colectivo y un tren. Murieron unas cuantas personas, seguro que menos de cien, pero cualquier muerte innecesaria es excesiva. No fue responsabilidad de nadie dice el funcionario, agarrándose las manos por la espalda y mirando el suelo mientras hace círculos con la punta del pie, es una imprudencia por salir a trabajar en días infaustos.

¡Mala suerte!

Siempre es bueno tener a quien echar la culpa. Hace unos pocos días se cumplió un nuevo aniversario del atentado a las torres gemelas, que sucedió un día miércoles 11 de setiembre.

Los norteamericanos, no teniendo la posibilidad de esgrimir una fecha peligrosa,  le echaron la culpa a Bin Laden, que al parecer se escondía en Afganistán.

En aquel atentado perdieron la vida 3500 personas. Como consecuencia, en la cruzada contra el terrorismo llevada a cabo por el gobierno norteamericano en Afganistán e Irak han muerto aproximadamente 361.000 personas, en su mayoría civiles.

Casi cien muertos por día durante diez años.

Para algunos pueblos todos los días son martes, y todos los martes son 13.